¿Cerrar las escuelas disminuye el contagio? Esto es lo que dice la ciencia
Los políticos aseguran tomar sus decisiones con base en la evidencia científica. No obstante, hasta ahora no hay consenso respecto a la reducción de casos y la suspensión de la presencialidad.
De un lado y del otro, los políticos aseguran tomar sus decisiones con base en la evidencia científica. No obstante, hasta ahora no hay consenso respecto a la causalidad entre la suspensión de la presencialidad y reducción de casos.
Las investigaciones disponibles no contemplan las variables que actualmente describen a la Argentina, como el aumento sostenido de casos y muertes por COVID-19, las consecuencias de los cierres del 2020 y altos índices de pobreza, entre otros.
Una revisión sistemática de este año que incluye 40 estudios observacionales de 150 países, concluye que existe una heterogeneidad sustancial en los distintos resultados y la efectividad de la medida sigue siendo incierta.
Principalmente, la incertidumbre se debe a que los cierres de escuelas han estado acompañados con otras intervenciones no farmacológicas.
Según el informe de los investigadores:
Las reaperturas de escuelas, en áreas de baja transmisión y con las medidas de mitigación adecuadas, no fueron generalmente acompañadas de un aumento de la transmisión comunitaria. Con evidencia tan variada sobre la efectividad y los efectos dañinos, los legisladores deben adoptar un enfoque mesurado antes de implementar el cierre de escuelas; y debería buscar reabrir las escuelas en épocas de baja transmisión, con las medidas de mitigación adecuadas.
Una de las investigaciones revisadas por el estudio anterior se destacó por aislar con mayor precisión la variable ‘cierre de escuelas’ en relación a otras restricciones. A pesar que no fue revisada por pares y se publicó en septiembre del año pasado, resume que:
En general, además de los encierros completos, tres intervenciones tuvieron el mayor impacto: cerrar escuelas, cerrar bares y usar máscaras: un mensaje fácilmente comprensible para el público y que tienen varias implicaciones para la elaboración de modelos y políticas durante esta y futuras pandemias.
Otra investigación disponible en Nature, analizó con diversos métodos científicos la efectividad de las distintas medidas durante marzo y abril del 2020, contexto en el cual no existían las nuevas variantes ni se sabía de la posibilidad de reinfección.
Allí se concluye que el distanciamiento social y las restricciones de viaje ocupan el primer lugar de efectividad en todos los métodos. Además, el cierre de instituciones educativas se muestra como la segunda medida más efectiva en cuanto a la disminución del contagio en sí mismo.
Lo interesante de la publicación es que define la que ha sido menos útil para controlar los daños de la pandemia: las medidas para mejorar la capacidad de prueba y rastreo.
La ciencia con criterio
La mayoría de las investigaciones sostienen que, frente al aumento de casos, los cierres de escuelas son efectivos si están acompañados de otras medidas, como clausuras fuertes y breves. En este sentido, la mayoría de los autores entiende al cierre de escuelas como una decisión que reduce la circulación general de las poblaciones y no solo en contagio dentro de las aulas.
Además, se discute el impacto psicosocial de dichas restricciones, en un contexto en el que los gobiernos deben visualizar el menor costo, ya que en ningún caso es nulo.
Pero cualquier intervención de parte del gobierno genera costos económicos y sociales, al mismo tiempo que afecta el comportamiento de las personas, la salud mental y la estabilidad social.
Sin embargo, ningún estudio es suficiente argumento para tomar medidas inequívocas. Lo que requiere la ciencia es criterio para poner en contexto los datos y evaluar qué riesgos se pueden tomar.
ELIZABETH MAIER @ElizabethMaierC
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