Divina Misericordia
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Divina Misericordia. Aquí una reseña que nos hace llegar Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe.

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones un mensaje de consuelo y esperanza: “Dios es Misericordioso y nos ama a todos... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723).
Esta devoción tuvo su origen en las apariciones de Jesús recibidas por Santa Faustina Kowalska, a principios del siglo XX, en Polonia y escritas en su Diario. El papa Juan Pablo II la beatificó en el año 1993 y la canonizó en el 2000.
En el año 2002 el Santo Padre Juan Pablo II viajó a Cracovia (Polonia) y en el Santuario de la Misericordia Divina consagró el mundo a Jesús de la Divina Misericordia. “Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre”. Y, al mismo tiempo estableció que el “Domingo de la Misericordia Divina” se enriquezca con indulgencias, con las que se pueden beneficiar también los enfermos, navegantes de altamar o aquellos que por causa justa no puedan abandonar su casa o desempeñen una actividad impostergable. "Es conveniente que todos volvamos la mirada a este misterio”.
Sor Faustina escribe en su Diario, 299: “Me dice Jesús: “Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia”. “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias”. (Diario 699).
Las fuentes de la misericordia son, principalmente los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, inagotables canales de la misericordia. Que hoy como ayer podamos repensar en nuestros corazones las palabras que brotan del Corazón misericordioso de Jesús: “Hija mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero (Diario 1517).(…) “La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la fuente de Mi misericordia”.
Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
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