Estrategia de ciudad y participación ciudadana
Post pandemia, nuevas formas del trabajo, impacto de la tecnología, divisiones pronunciadas y pérdida de credibilidad en la clase dirigente, falta de oportunidades en diferentes sectores de la comunidad. ¿Cuál es el camino para enfrentar estas problemáticas sin que termine en una crisis local?
Alain Jordá, especialista español en desarrollo territorial, encuentra una relación directa entre éxito o fracaso, con aquellas ciudades que disponen o no es estrategia de ciudad y participación ciudadana en la construcción del desarrollo de ese territorio.
El respecto, el especialista en algunos pasajes seleccionados expresa:
La ausencia de una estrategia de ciudad
Para hablar de este punto, conviene explicar primero qué se entiende por un Proyecto de Ciudad o por una Estrategia de Ciudad. Y voy a hacerlo mediante una analogía entre personas y ciudades.
Creo que estaremos de acuerdo en que todas las personas aspiramos a ser felices. Y que esa felicidad puede resumirse en 3 palabras: salud, dinero y amor (como decía la canción: "..y el que tenga estas tres cosas, que le dé gracias a Dios!”).
Si miramos ahora a las ciudades, ellas también tienen un objetivo común que consiste en proporcionar la mejor calidad de vida posible a todos sus conciudadanos. Y eso puede resumirse también en 3 grandes conceptos: una ciudad inclusiva socialmente, competitiva económicamente y sostenible ambientalmente.
Si se quiere detallar más esos 3 conceptos, basta remitirse a los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Muy bien, creo que hasta aquí, estamos de acuerdo. Eso es a lo que aspiramos personas y ciudades y sobre qué bases entendemos que podemos alcanzar ese objetivo general. Veamos el siguiente paso.
El siguiente paso es ver ¿de qué manera cada persona va a hacer realidad su aspiración de ser feliz? ¿de qué manera va a conseguir salud, dinero y amor?
La respuesta, estaremos de acuerdo también en esto, es que, para alcanzar la felicidad, las personas necesitamos un proyecto de vida. Eso es, hay quien se propone ser cocinero, maestra de escuela, vivir en la naturaleza, dedicar su vida a la religión, ser artista, investigador o empresaria. Avancemos un poco más en esta línea.
Cuando un niño aspira a ser, por ejemplo, preparador físico, va a practicar deportes diversos, alimentarse de forma saludable, en la escuela le interesará, probablemente, la anatomía y, quizás, la física, no consumirá drogas ni fumará, en su adolescencia, probablemente entrene un equipo infantil y, cuando acabe la secundaria, estudiará educación física. Es decir, su estrategia o proyecto de vida le llevará a desarrollar una serie de actividades y prioridades que le irán construyendo un perfil propio para alcanzar su objetivo personal. Ese perfil 1) le satisfará y llenará su vida de momentos satisfactorios y 2) proyectará de él una imagen concreta que hará que aquellos que estén buscando un especialista acudan a él aportándole así los recursos económicos que le permitirán desarrollar la vida que desea.
Alternativamente, quien no tenga un proyecto de vida propio, probablemente irá pasando por la vida con más pena que gloria sometiéndose a los avatares de la vida, saltando de una ocupación a otra, sin encontrar satisfacción en ninguna de ellas, con escasa autoestima y con poca capacidad de superar esa situación puesto que carece de rumbo. Cabe señalar también que un proyecto de vida puede definirse en cualquier etapa de la vida y, por lo tanto, podemos aspirar a "enderezar el rumbo" a partir del momento en que nos lo propongamos (y cuanto antes sea eso, mucho mejor).
Cambiando la expresión proyecto de vida por proyecto de ciudad ya podemos trasladar todo lo contado de las personas a las ciudades. Cada ciudad necesita un proyecto de ciudad propio y una estrategia para desarrollarlo. Una vez adoptada ese proyecto de ciudad, la ciudad tendrá el camino trazado para ir fortaleciendo ese perfil por el que ha optado. Y lo hará a partir de sucesivas actividades y proyectos que se irán desplegando a lo largo de los años, siempre sabiendo cuáles son los siguientes pasos que va a dar. Y gracias a ello podrá ir avanzando en su proyecto de ser inclusiva, competitiva y sostenible
En el momento de la historia en que nos encontramos, vienen tiempos en los que habrá recursos para poder dar muchos de esos pasos.......siempre que la ciudad sepa:
1) en qué marco y hacia dónde va a dirigir sus pasos,
2) cuáles son,
3) por qué esos y no, otros
4) que esté preparada para darlos.
Sobre la escasa participación desplegada por las ciudades
Un punto fundamental de esa estrategia de ciudad para ser eficaz es que debe ser la estrategia del conjunto de actores locales y ciudadanos y no solo de su gobierno municipal, de un partido político, de los empresarios, de la universidad o de cualquier actor que no sea el conjunto de la ciudadanía. Y eso solo puede conseguirse desplegando una amplia participación de la ciudadanía y de los actores locales, primero en la definición de la estrategia y luego, en su despliegue.
En la mayoría de los casos la participación no fue real, efectiva, sino que se limitó a unas pocas sesiones, esencialmente informativas y de recogida de propuestas. Salvo en rarísimas excepciones, no hubo en esas sesiones debate constructivo con el ánimo de definir un mejor proyecto por medio de la suma de inteligencias y conocimientos de los participantes.
Una de las grandes virtudes de la participación, cuando se hace con la voluntad de generar el mejor proyecto con los aportes de todos, es que genera la complicidad de la ciudadanía con su municipio.
Pero ¿qué ocurre cuando no utilizamos adecuadamente la participación y, en consecuencia, los proyectos no cuentan con una aprobación social previa? En ese caso, la administración local, se encuentra con la situación de tener que convencer a la sociedad de llevar a cabo un proyecto que ha definido previamente en solitario cuando no, mediante una empresa consultora. Eso es, será en el momento de la ejecución cuando surjan todas las críticas: ¿por qué invertir en X cuando es mucho más urgente Y? ¿quién lo ha decidido? ¿por qué hacerlo de esa manera? ¿por qué no se invierte en mi barrio?....
Todas estas preguntas se transforman en un potente freno al proyecto en un situación en la que los plazos son ya de por sí, muy cortos para efectuar los pagos de los fondos recibidos.
Eso ocurrió también en la mayoría de los casos observados. Al no haberse definido esos proyectos mediante un proceso participativo amplio y bien diseñado, la sociedad local no solo no estaba comprometida con ellos sino que, en su mayor parte, los desconocía y, en muchos casos ejercía presiones para cambiar las decisiones tomadas sin su aprobación.
3. ¿Cómo apuntar al uso eficiente de los recursos para transformar su ciudad?
Con los recursos que se dispone, corresponde a cada ciudad prepararse lo mejor posible en lo que le corresponde. Y eso significa, definir su estrategia de ciudad y adoptar un estilo de gobernanza colaborativa que sea capaz de tejer una fuerte alianza local con todos los actores, para el despliegue del conjunto de proyectos.
Para definir una estrategia de ciudad se requiere, como primer paso, definir el proyecto de futuro de la ciudad. Porque ese proyecto de futuro equivale a los planos para construir un edificio. Según ese edificio tenga que ser un edificio de apartamentos, un teatro, un pabellón deportivo o un edificio de oficinas, tendremos unos u otros planos. Lo mismo ocurre con la ciudad. Antes de tomar cualquier acción necesitamos decidir qué ciudad queremos. Si, al contrario, optamos por empezar con proyectos sectoriales (económicos, urbanísticos, ambientales,...) estaremos empezando, literalmente, la casa por el tejado. Y ya se sabe que esta forma de proceder tiene pocas probabilidades de éxito.
El proyecto de futuro de una ciudad es un proyecto singular, propio y único de esa ciudad. Que debe ser definido por el conjunto de la sociedad local (y no por ninguna de sus partes ya sea Municipio, Gobernación, Universidad o Empresa) para así recibir el apoyo y el compromiso del conjunto de los actores locales.
Eso requiere un trabajo específico, centrado en el territorio y no replicable mediante plantillas. Solo la inteligencia territorial (la del conjunto del territorio) puede definir ese proyecto.
Una vez se dispone de ese proyecto general del territorio, cualquier proyecto sectorial que encaje en la estrategia territorial previamente definida va a requerir muy pocas explicaciones ante la sociedad.
En efecto, porque el proyecto de futuro de la ciudad va a ser la pieza determinante que asegure 1) que la casa se irá construyendo sólidamente, 2) que ante cualquier nueva convocatoria, identifiquemos rápidamente cuál o cuáles son los proyectos a presentar que reforzarán el proyecto de ciudad y 3) que contarán con el respaldo y el compromiso de los actores locales.
En cambio, las ciudades que no dispongan de proyecto de futuro, tendrán probablemente, menos posibilidad de justificar el uso del dinero pero, sobre todo, no van a ser capaces de transformarse por la falta de coherencia de los proyectos que presenten a las distintas convocatorias que se vayan publicando.
4. Conclusiones
- Estamos en un momento clave para transformar nuestras ciudades y regiones.
- Tanto por la emergencia climática como por la sanitaria, por las desigualdades crecientes y por las transiciones verde y digital que están pendientes, el sistema global se empieza a reconfigurar sobre nuevas bases.
- Las ciudades y regiones necesitan adaptarse a este nuevo paradigma global si quieren beneficiarse del nuevo impulso que aportará y para no quedarse definitivamente rezagadas
- La adjudicación de fondos (nacionales o provinciales) debería ser en forma de reparto territorial en función, ya sea de población, del PIB o de otro parámetro similar, sino que será en base a la calidad de los proyectos para los que se soliciten los fondos, por las alianzas de actores que respalden esos proyectos y por su adaptación a los criterios enunciados por la Comisión Europea (verde, digital, lucha contra las desigualdades,...)
- Eso significa que los proyectos a presentar deben elaborarse de forma distinta a como se ha hecho habitualemnte en la mayoría de casos. Y la palabra clave forma parte también de ese cambio de paradigma: Co-gobernanza.
Eso es:
- Los proyectos que presentemos deben incorporar dos elementos imprescindibles:
- Enmarcarse en una estrategia integral de ciudad (o región) consensuada con la sociedad local
- Estar respaldados por alianzas de actores territoriales sólidas y comprometidas
- Eso requiere, por lo tanto:
- Definir, de forma previa a la preparación de nuestra respuesta a las convocatorias, una estrategia de ciudad (o de provincia) conjuntamente con los actores del territorio puesto que solo así podremos conformar, junto a esos actores, una alianza sólida y comprometida con la estrategia del territorio.
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