¿Cuáles son las normas? ¿Y los roles?
La vuelta paulatina a la “nueva normalidad” en Bolívar requiere consensuar y definir normas y trabajar para que funcionen. Aquí nuestra mirada sobre cierto desorden que se observa en la ciudad los últimos fines de semana.
Como primera apreciación, aclaramos que vemos con sumo agrado la vuelta de la gente a los espacios públicos. Tratar de recuperar la normalidad en una ciudad que está en condiciones de transitar la fase 5 del aislamiento social preventivo y obligatorio aunque no se haya expresado así desde el gobierno municipal, es uno de los grandes desafíos.
La segunda apreciación, es que creemos que la construcción de esa nueva normalidad, es una cuestión de todos los bolivarenses, del gobierno municipal en cuanto a cumplir sus roles, y de la ciudadanía en lo que respecta a actuar de manera responsable.
En este contexto en el que ponemos nuestro análisis, en el que vamos describir el desorden, que nos ha sorprendido a muchos bolivarenses, al observar conductas de difícil explicación, aunque seguramente las tendrán.
El Parque Municipal Las Acollaradas, tal vez el lugar más querido por los bolivarenses por todo lo que significa y lo que allí ocurre en la vida de la ciudad, permanece con sus tranqueras cerradas para el tránsito vehicular, pero por suerte, cada vez más gente está volviendo a disfrutarlo, porque las condiciones sanitarias así lo permiten.
Pero hace ya algún tiempo, que gradualmente se ido transformando en un lugar sumamente peligroso, ya que mientras me gente respetuosamente vuelve a disfrutarlo, ha sido invadido por cientos de motos que sin cumplir en su mayoría (hay excepciones) ninguna regla, han transformado el Parque Municipal en un lugar donde la velocidad, las piruetas y el ruido de motores con escapes no permitidos ocupan el centro de la escena en el paseo público de las familias bolivarenses.
El ingreso de las motos al parque se hace en todos los casos cometiendo infracciones, ya que las motos que transitan por la Av. San Martín, doblan en contramano hacia la calle Alberti para ingresar por la plaza al estar cerradas las tranqueras, y por otra parte no haber absolutamente ningún control sobre ello.
Queremos aclarar que no venimos a “buchonear” a infractores, solo queremos que esto se corrija ya que por suerte hasta ahora no han existido accidentes pero no habría que esperar a que ello ocurra.
El otro aspecto que queremos destacar, es la gran cantidad de personas en los espacios públicos sin barbijos ni tapabocas. Está claro que la situación epidemiológica en Bolívar es muy buena. Pero no debemos relajarnos, debemos respetar las normas de la “nueva normalidad”, si es que esta existe.
Todas estas cuestiones son en buena medida responsabilidad de cada ciudadano, pero no podemos dejar de expresar que nos sorprende la ausencia del estado municipal.
En este último sentido, en lo que respecta a la presencia necesaria del estado municipal, entendemos algunas cuestiones que han puesto en contexto su trabajo, como por ejemplo buena parte del personal de seguridad vial y protección ciudadana afectado al control de los ingresos a la ciudad, a las restricciones presupuestarias municipales (que no conocemos pero suponemos) como consecuencia de las acciones en el contexto de pandemia, y al cambio de las rutinas de trabajo entre otras cuestiones.
Pero el municipio tiene una enorme estructura de personal, y en este nuevo contexto, seguramente ameritará reasignar funciones, para evitar el desorden. El municipio tiene una Dirección de Recursos Humanos que deberá estar presente para reorganizar esa estructura de manera que se puedan cumplir las funciones.
El área de Recursos Humanos tiene un componente jurídico, pero en los modelos de gestión modernos, la esencia está en la gestión del capital humano de la organización, y en este último aspecto, no nos cabe duda que habrá aspectos a replantear.
No estamos planteando el tema desde la crítica destructiva, sino que a partir de la sorpresa que nos viene generando el desorden al que hacíamos referencia, nos parece que hay que recomponer esa situación, desde el trabajo del municipio y desde la responsabilidad ciudadana.
Este trabajo colectivo solo será posible desde la presencia de normas claras y de diálogo constructivo.
Y ese diálogo y trabajo colaborativo no se logra con enfrentamientos. Hace unos días, en oportunidad de la movilización llamada 17A, observamos como una alta funcionaria municipal agraviaba irrespetuosamente a aquellos ciudadanos que sintieron la necesidad de manifestar. Ese tipo de expresiones no conducen a este diálogo y a la construcción colectiva de la nueva normalidad.
En cuanto a la imagen de la nota, podríamos haber puesto decenas de fotos que reflejan el desorden al que hacíamos referencia. Pero elegimos la imagen del Palacio Municipal, como el lugar del cual deben surgir los acuerdos para comenzar el camino de la nueva normalidad construyendo entre todos, independientemente de cualquier ideología, este territorio que amamos y al cual pertenecemos, como es la ciudad de Bolívar.
Por lo tanto, y a manera de cierre, apelamos al compromiso de todos, al trabajo, al respeto, a la presencia activa del estado municipal y la ciudadanía, construyendo el mejor Bolívar que podamos.
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